La digitalización en el Transporte Automotor de Cargas (TAC)
El Transporte Automotor de Carga (TAC) desempeña un papel crucial en América Latina. Representa aproximadamente tres cuartas partes del movimiento total de mercancías en la región y es una de las columnas vertebrales que impulsan nuestras economías. En Argentina, este sector alcanza un impresionante 93% de la carga interurbana, superando a otros medios de transporte como el ferrocarril (4%) y la vía fluvial (3%), según datos proporcionados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Sin embargo, a pesar de su importancia, el TAC enfrenta desafíos significativos en términos de eficiencia y optimización. Uno de ellos es la vacancia. De acuerdo a la misma investigación del BID, la ocupación efectiva de los vehículos de carga se sitúa en el orden del 50% al 60%, contra el 75% de los países europeos y Estados Unidos. Los porcentajes en la Argentina están en línea con el promedio regional.
Entre los factores que reducen la productividad del sector, el documento de la entidad financiera de desarrollo le atribuye una especial relevancia, entre otros, a «la escasa incorporación de nuevas tecnologías en la gestión de la logística». En la época actual eso significa una insuficiente digitalización. Es decir, que el transporte terrestre de mercancías se encuentra «rezagado» en esa transformación.
Este diagnóstico no desentonó con los resultados que, se obtuvieron en Avancargo con el primer relevamiento de nuestro Índice de Digitalización del Transporte (IDT). Creado a partir de una encuesta realizada a 335 empresas de transporte argentinas de diferentes tamaños y ubicaciones en todo el país, el sondeo mostró que, aunque las empresas de transporte en Argentina tienen un promedio de 2.44 en una escala de 1 a 5 en términos de digitalización, solo un 5% marca una diferencia significativa en eficiencia y seguridad operativa. La mayoría de los transportistas aún combinan procesos manuales con niveles básicos de digitalización.
El primer escalón, que hasta hace poco era la norma en todo el mundo, representaba la operación tradicional del transporte. En esta etapa, las comunicaciones se basaban en teléfono, los documentos se manejaban en papel y la coordinación operativa se basaba en métodos desconectados y manuales.
El siguiente escalón, en el que ahora está ingresando América Latina y Argentina, es la digitalización puertas adentro de las empresas. Aquí, la atención se centra en cómo se administra internamente el negocio y cómo se implementan mejoras en los procesos. La adopción de sistemas de gestión, herramientas de administración y plataformas de seguimiento se ha convertido en una necesidad. La implementación de un sistema de facturación y seguimiento de cuentas por cobrar, por ejemplo, simplifica la cadena de cobranza y reduce los costos financieros. Aunque estos avances pueden parecer simples, representan un gran salto hacia la eficiencia y la optimización.
El tercer nivel de digitalización, que ya está muy presente en mercados más desarrollados como Estados Unidos y Europa, se centra en la interconexión de sistemas. Se trata de vincular diversas plataformas y herramientas de manera fluida y coherente. En este nivel, vemos la implementación de sistemas de gestión de transporte (TMS) y la adopción de soluciones tecnológicas más avanzadas. Sin embargo, lo que hace falta en América Latina es la interconexión más amplia, que permita que estos sistemas «hablen» entre sí. Podemos imaginar un escenario en el que el módulo de logística de, por ejemplo Walmart, se comunica directamente con los TMS de los transportistas para cotizaciones y disponibilidad. Este nivel de interconexión es esencial para maximizar la eficiencia y la toma de decisiones informadas en toda la cadena logística.
En Avancargo hay una tesis clara: la digitalización es simplificación y entienden la digitalización como un medio para simplificar procesos en toda la cadena logística. Para lograr ese objetivo hay que abordar, antes que nada, otro problema significativo: la abrumadora papelización en la industria, ya que los transportistas y dadores de carga se ven sometidos a una maraña de documentación que deben gestionar en cada etapa del proceso.
Son cinco a seis documentos solo relacionados con la circulación, sin contar los adicionales que deben gestionar los dadores de carga. Dependiendo del tipo de carga y del viaje, esta documentación puede ascender a entre diez y veinte documentos por cada operación.
Para un empresario que hace diez viajes por mes, por camión, en una empresa que tiene cinco o seis unidades, son 60 presentaciones a distintos organismos y dadores de carga que, en el caso de Avancargo, se enfocaron mucho en cómo facilitar su gestión, automatizándola. La simplificación a través de la digitalización no solo aumentaría la eficiencia, sino que también reduciría los costos ambientales y financieros.
Se trata de construir una red que conecte a todos los actores involucrados en el transporte de carga, facilitando el intercambio de información y la digitalización de procesos.
La plataforma de Avancargo no solo busca simplificar la cadena logística, sino también crear herramientas accesibles para que incluso los eslabones más débiles, como los transportistas pequeños, puedan adoptar la digitalización. Esta doble estrategia aborda tanto la digitalización puertas adentro como la interconexión puertas afuera.
El Estado, por su parte, puede jugar un papel fundamental como facilitador en este proceso. Es esencial adoptar políticas y regulaciones que fomenten la digitalización y simplificación de trámites. Una plataforma digital unificada para acceder a información pública y la implementación de protocolos de seguridad de datos son pasos esenciales en esta dirección. Además, las empresas tienen la responsabilidad de adoptar soluciones digitales y colaborar en la construcción de esta autopista digital. Cuantas más empresas se unan a esta iniciativa, más rápido avanzará la digitalización del transporte de carga en América Latina.